DOS MIRADAS DE UN MISMO TEMA



SCARFACE, CARA-CORTADA


Filme 1932.
Director: Howard Hawks, Richard Rosson (co-director).
Guión: Ben Hecht . Basado en la novela de Armitage Trail.
Reparto: Paul Muni, Ann Dvorak, Karen Morley, Osgood Perkins, C. Henry Gordon, George Raft, Vince Barnett, Boris Karloff, Purnell Pratt, Tully Marshall, Inez Palange, Edwin Maxwell.
Duración: 93 min.
País: EUA.

Filme 1983.
Director: Brian DePalma
Productor: Martin Bregtman
Guión: Oliver Stone, Brian DePalma.
Reparto: Al Pacino, Michelle Pfeiffer, Mary Elizabeth Mastrantonio, Robert Loggia, F. Murray Abraham, Miriam Colon, Harris Yulin, Paul Shenar
Banda Sonora: Giorgio Moroder
Distribuidora: Universal Pictures
Duración: 170 min.
País: EUA.


Al Capone y Tony Montana son personajes de diferentes épocas, con la única excepción de que ambos forman parte de las figuras que quedan en el colectivo mental a modo de seres casi mitológicos. Puede ser que con uno de ellos se tenga certeza de su existencia, y que el otro sólo pertenezca a la creatividad de un director; de todas formas, el vínculo que los une, en el formato del celuloide, hace ver que las acciones arriesgadas toman fuerza cuando el guión, el personaje elegidos tienen una filosofía de vida que, aunque esté lejos de nuestros pensamientos cotidianos, se traspasa al subconsciente sin codificaciones previas. Howard Hawks empieza a comprender que esto es posible desde 1927, año en que comienza a escribir la historia basada en una novela que a su vez extrae parte de los actos delictivos del gran dominador de la mafia de la época; es decir, el citado Al Capone. Acá nace el apodo que terminaría por imponer una marca registrada a todo lo relacionado con éste: Scarface (Al Capone tenía una cicatriz en una de sus mejillas). El filme, por cierto, cuenta el vandalismo realizado en varias ciudades de los Estados Unidos, donde destacan Chicago, New York y Miami; ejes centrales del tráfico de alcohol, estupefacientes y otras mercancías. “La vergüenza de la Nación” a manera de subtítulo dejaba en claro que el relato es más bien anti-gángsteres que una manera liberal de exponer los asesinatos y las peleas entre clanes, los que tuvieron que esperar dos años para ser exhibidos (1932), después de su producción y edición (1930). Los actores (algunos de ellos, reconocidos en el a punto de desaparecer cine mudo) encarnan de manera ejemplar lo que un bandido puede hacer. Coraje, apoderamiento de las mujeres, peleas, golpes, decisión. Es el cine de principios del siglo XX, tampoco se puede exigir demasiado (muchos cuadros cinematográficos fueron creados con posterioridad, en “El Ciudadano Kane”, por ejemplo).
A quien sí se le puede catalogar de otra forma, con bases, es a la secuela (remake) de esta película: “El Precio del Poder, Scarface”, dirigida y escrita por Brian DePalma, entre 1980-1982 (junto con Oliver Stone). Los avances técnicos del cine, la acción y el desarrollo de las psicologías de los personajes (demostradas en los primeros planos) da la posibilidad para que Tony Montana, hastiado de la vida miserable de Cuba, de seguir matando por puro placer, se embarque a Miami, y decida seguir los pasos de la mafia seria, respetada sólo por el hecho de existir, junto con quien se transforma en la mitad de su cerebro, Manny Rivera. Ahora son otras las finalidades tranzadas en el mundo del hampa; la droga, el narcotráfico permiten posicionarse rápido en un pequeño ambiente, para luego liderar la mayoría de las transacciones. La potencia del protagonista, eso sí, hace necesario acudir a encarnaciones creíbles, que se sostengan solas incluso en una simple toma. Al Pacino es lo que se busca. Viene demostrando, desde su incursión de “El Padrino”, que su temperamento y una mezcla de serenidad omnipotente, a la hora de expresar lo que piensa el personaje, dejan en claro que las virtudes superan con creces a las carencias del actor. Acá comprobamos aquello: si Montana indica que es necesario eliminar a un enemigo, se denota con fuerza; cuando las frases duras ("Todo lo que tengo en esta vida son mis cojones y mi palabra”, por ejemplo) se deben señalar sin titubeos, la voz de Al Pacino resuena tal vez mejor de lo que DePalma desea; en la mitad de una conversación con una mujer, en donde sale a relucir el gusto por conseguir cualquier fin propuesto, las formas galantes, masculinas, se muestran directas, alejadas de los rodeos. El nuevo jefe de banda de la década de 1980, que piensa en tres cuestiones fundamentales: él, él y él. El resto queda en manos de quienes deben estar ahí a fuerza de lo que ha odiado desde siempre: quedar postergado a lavar platos en una tienda miserable, y luchar para obtener el dinero, el mando, a paso lento; en vez de conseguirlo de inmediato, sin saltarse la esencia de ser un matón al que nadie deja de temer; con o sin contradicciones incluidas.

Calificaciones:
Filme de 1932: 5,5.
Película de 1983: 6,2.

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STAR WARS


DE LA PRIMERA A LA SEGUNDA TRILOGÍA

Primera Trilogía.

Director: George Lucas
Productor: Gary Kurtz, George Lucas, Rick McCallum
Guión: George Lucas
Reparto: Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Peter Cushing, Alec Guinness, Anthony Daniels, Kenny Baker, Peter Mayhew, David Prowse, Phil Brown, Shelag Fraser, Jack Purvis, Alex Mccrindle, James Earl Jones.
Banda Sonora: John Williams
Divisiones y años de Estreno: Episodio IV: Star Wars. Una nueva esperanza (1977); Episodio V: El Imperio Contraataca (1980); Episodio VI: El regreso del Jedi (1983).
Tiempo de duración: 121 min., 124 min., 135 min.; respectivamente.
Distribuidora: 20th Century Fox
País: EUA.


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Armar el equilibrio de la fantasía con la realidad. George Lucas utiliza esta frase cuando intenta hablar de la manifestación cinematográfica que lo tiene reconocido en todo el orbe por un director de tomo y lomo. Gran parte de su temprano despertar al sector de la ciencia-ficción proviene de las lecturas de los libros mitológico-religiosos del investigador Joseph Campbell; en especial, de la obra “El Héroe de las Mil Caras”; donde se narra la vida de un ser sobrenatural que pasa por grandes trances, hasta verse convertido en todo aquello que una vez odiaba. Además de esta influencia, están los filmes de Akira Kurosawa, los samuráis, y su propia conformación de guionista, en sus anteriores trabajos “THX 1138” (1970) y “American Graffiti” (1973). Lo claro es que la versatilidad y fuerza de la historia supera las simples interpretaciones que se tratan de sacar luego de entrevistar al autor. En primer término, Star Wars, con 15, 12 ó 9 partes anunciadas en un principio por él mismo, antes de ver las reales seis existentes, posee la característica de un universo con preocupaciones, conflictos, incertidumbres y aventuras que se asemejan bastante a los sucesos vividos hoy por hoy, salvo las altas tecnologías alcanzadas en éste. Una Nueva Esperanza (Episodio IV), El Imperio Contraataca (Episodio V) y El Regreso del Jedi (Episodio VI) sirven para mostrar la forma en que está distribuida una legión de personajes que demuestran poseer diferentes psicologías; divisiones ideológicas, territoriales; alternancias de carácter. Un gran dictaminador con aires de ser siniestro desea apoderarse de aquello que hace bastante tiempo veía como suyo. Es Darth Vader, quien ve en la Princesa Leia una perfecta artimaña para aplacar al enemigo, y conseguir sus objetivos. La reacción se hace ver cuando las fuerzas Jedi vuelven a posicionarse en el espectro de las batallas; y aparecen los grandes protagonistas de estas partes: Obi-Wan Kenobi, Luke Skywalker, Han-Solo, Maestro Yoda, C-3PO-R2-D2. Ellos saben que la continuidad de un mundo que había costado construir merece tomar riesgos, adquirir madurez, afirmarse en la “Fuerza”; todo con una muestra fiel de las contradicciones propias de los humanos, lo que pareciera estar presente al igual que en una Organización Internacional y sus países miembros, en donde siempre hay roces, temores e ideas encontradas. En pocas palabras, impecable, cimentado, creíble, auténtico, actores que brillan por sí solos.

Segunda Trilogía.

Director: George Lucas
Productor: Rick McCallum, George Lucas
Guión: George Lucas, Jonathan Hales (transcripción)
Reparto: Liam Neeson, Ewan McGregor, Natalie Portman, Jake Lloyd, Ian McDiarmid, Hayden Christensen, Christopher Lee.
Banda Sonora: John Williams
Divisiones y años de Estreno: Episodio I: La Amenaza Fantasma (1999), Episodio II: El ataque de los Clones (2002), La Venganza de los Sith (2005).
Tiempos de duración: 133 min., 142 min., 140 min.; respectivamente.
Distribuidora: 20th Century Fox
País: EUA.


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Lucas reconoce que el público, aquel que lo motivó a seguir realizando los dos capítulos siguientes al IV, necesita saber el origen de las pugnas entre el Lado Oscuro y la Vitalidad de la Fuerza. Se supone que Skywalker tiene lazos sanguíneos con un moribundo Vader (en el episodio VI); Obi-wan fue maestro de este último en su juventud; y los Jedi son una casta antiquísima, con una cultura propia. 1999 está a la altura de las nuevas herramientas de efectos especiales. Con ello, La Amenaza Fantasma cumple a cabalidad con los espectadores que buscan acción. De todas formas, el guión es el arma que ha de considerarse antes de cualquier otra cosa, en el cine. En este caso, al parecer, Lucas se va por el lado de los aspectos que llaman la atención a primera vista. Pierde el rumbo de una película de gran realce, por medio de naves modernas, esferas que bloquean los disparos del enemigo, seres de extraña fisonomía. Las actuaciones son el punto que revitaliza las secciones poco innovadoras. Ewan Mac-Gregor tiene poco que envidiarle a un Harrison Ford de la primera trilogía. Así, sus anteriores intervenciones en el celuloide le dan el carácter que Sir Alecc Guinnes mostraba en la caracterización de Obi-Wan, en las décadas de 1970-1980. El Ataque de los clones y La venganza de los Sith siguen explicando que el joven Anakin Skywalker es el futuro Darth Vader; y que Yoda y Obi-wan trataron por todos los medios de que dejara de lado sus intentos por escapar de las leyes Jedi. Es, sin duda, la moral, la ética del director plasmada en sus personajes. Aunque, hay que ser ciertos, la trama de esta última trilogía, para quienes se consideran fanáticos o gustan de averiguar más allá en la serie, viene siendo algo “supuesto”, tal vez por eso encanta poco. El resto de las personas (un pequeño olvido de Lucas), tiene que andar averiguando cuestiones fundamentales para saber el porqué de tal o cual acción (incluso en la parte final, la que se creía serviría para esclarecer todo). Nada es perfecto.

La banda sonora que está en el colectivo mundial, el derecho de George Lucas a ser considerado un director de generaciones.

Calificaciones.

Primera Trilogía: 6,4.
Segunda Trilogía: 5,4.

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EL SILENCIO DE LOS INOCENTES


DEL LIBRO AL CINE



Título Original: The Silence of the Lambs
Título Alternativo (España): El Silencio de los Corderos.

Año: 1991
Duración: 118 min.
País: EUA
Director: Jonathan Demme
Guión: Ted Tally
Basada en la novela de Thomas Harris (1988)
Banda Sonora: Howard Shore
Fotografía: Tak Fujimoto
Reparto: Jodie Foster, Anthony Hopkins, Scott Glenn, Ted Levine, Anthony Heald, Diane Baker, Brooke Smith, Tracey Walter, Kasi Lemmons, Chris Isaak.


Hannibal Lecter es un nombre que se sostiene por sí solo en la lista de los personajes literarios y del cine. Tomas Harris, antes de crearlo en su novela Dragón Rojo, en 1981, quiso acudir a lo que muchos llaman “relato psicológico”, aunque, en esta ocasión, deseaba añadir cuotas de agresividad y desencajo que hiciesen del protagonista un auténtico asesino en serie-manipulador. Sólo podía ser posible al darle características de culto al tiempo que un señalamiento de criminal, lacra humana. El arquetipo quedaba así: psicólogo de renombre, vida austera, con apariencia de ser intachable, atento, irónico. El conocimiento de estas características está representado de manera fiel en el medio artístico que mostró, en mayor magnitud, lo creado por Harris: “El Silencio de los Inocentes” sigue la historia del despiadado criminal de una forma más descarnada, con un Lecter destinado a cumplir la condena por sus fechorías, declarado un hombre en extremo peligroso, que está en cada lista de “Los más buscados” del FBI. El desarrollo de las facciones, que van desde un simple guiño hasta un grito de mando; la elegancia y omnipotencia explícitas, factores que hacen temer, a cada segundo, de lo que está pensando; y un calculado estado de ánimo, hacen pensar que pocas personas tienen la capacidad de parodiar lo descrito en el papel. Error. Jonathan Demme sabe que, para adaptar una gran historia al formato del cine es necesario buscar rostros creíbles, experimentados, comprometidos con el exigente público. El casting da como resultado al actor preciso. Anthony Hopkins representa miedo, duda, manejo de las acciones, coraje, poder, ojos que causan tensión, estabilidad interpretativa, de principio a fin. La elección del resto del reparto, con el protagonista ya encontrado, se convierte en algo menos difícil.
Los méritos alcanzados por Demme se realizan por medio de una progresiva cadena de actos predeterminados. Lo primordial es el encuadre, los primeros planos (además del plano americano) y el detalle utilizado en los rasgos que provienen del psiquis y el físico. Aquí confluye el gran logro del director: otorgar locuacidad a la filosofía del inculpado, al borde de hacer creer, en ciertos momentos, que su proceso mental es consecuencia de las desigualdades sociales. Los inocentes son quienes están al borde de la muerte en el subterráneo de la casa de un demente obsesionado por las mariposas (Búfalo Bill [Louis Tolam]); los culpables, se supone, son los que crean estos ruines planes. Idea equivocada. La atmósfera mostrada en cada toma del filme demuestra que, en ese espacio temporal, todos, de alguna manera, caen en el atributo de la inocencia. Los rostros aquejados por la tristeza, la ira, el rencor, la preocupación de la senadora que desea saber sobre el secuestro de su hija, recuerdan, con una fotografía y una cámara en movimiento brillantes, el motivo por el cual se está en esta tierra; es decir, perseguir un interés propio o ajeno. Demme canaliza las sensaciones con el conocimiento de que la trama, para ser entendida y procesada, necesita de “respiros”; es decir, se eleva en los momentos importantes, y disminuye la carga temática en los tiempos adecuados. El trabajo realizado demuestra que la acción, la rapidez, también pueden llevar consigo diálogos de profundidad, lentitud en la realización de un crimen (la de los policías en el edificio, por ejemplo), típicas persecuciones policíacas. Con ello, Clarice Starling (Jodie Foster), el hilo conductor de la historia, muestra, de la mano del realizador, el entorno afectivo de Lecter. La oportunidad de escapar que ésta le ofrece es una ventana al intimismo que había dejado de lado, el encuentro con la retribución que permite incumplir con los acuerdos de quedarse encerrado al tiempo que entrega ayuda a las autoridades, a la chica en cuestión. Es por eso que ambos reconocen, en la llamada telefónica final, lo que les aguarda si el pacto rompe lo fundamental de la historia: el silencio.
Junto con Philadelphia, la cumbre máxima de Jonathan Demme, quien siguió demostrando que la saga sigue teniendo vigencia en “Hannibal” y “Dragon Rojo”.

Calificación: 6,3.

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LA NARANJA MECÁNICA




    DEL LIBRO AL CINE


Categorías Literatura y Cine de Drama Siglo XX.

Título original: A Clockwork Orange
Dirección: Stanley Kubrick
Guión: Stanley Kubrick, basado en la novela homónima de Anthony Burgess.
Producción: Stanley Kubrick
Protagonistas: Malcom McDowell, Patrick Magee, Adrienne Corry, Michael Bates, Warren Clarke, John Clive.
Género : Drama
Distribuidora: Warner Bros.
Estreno: 19 de diciembre de 1971
Duración: 137 m.
Banda Sonora: Wendy Carlos
Fotografía: John Alcott
País: Reino Unido.


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Ser subversivo. Ese era el modelo a seguir por la enfervorizada juventud de la década de 1970, cuando el rock and roll, y las drogas comenzaban a proliferar aún más en el mundo. En cambio, para el inglés Anthony Burguess, ese tiempo venía siendo su etapa de adultez, el período donde la vida comienza a perseguir anhelos superiores a las carreras de auto, el desenfreno y la rabia social. Pese a eso, las carencias económicas siempre hacen ir en contra de las ideas del momento, ante lo cual, sobre todo si el cáncer empieza a aflorar en el organismo, sólo queda acudir a aquello que va en contraposición de todo lo pensado. La mejor solución desigual únicamente puede venir de aquella fluctuante y desorganizada estirpe adolescente que ronda las calles de una Inglaterra, un planeta, que busca controlar las tendencias y las expresiones sin vallas ni reglas. El representante llevado al papel es Alex de Large, un joven acostumbrado a vagar por la línea de la revuelta y la pasión por las tendencias musicales que pertenecían a la juventud de Beethoven. Nada parece estar vedado en su existencia; él sabe que la represión existente en los años anteriores permite que su grupo se apropie de las cloacas donde abundan limosneros de edad avanzada, consuma vasos de leche plus con treimpromina en el restaurante “Coraba Milk Bar”, irrumpa en un intento de violación de una chica con el solo objetivo de demostrar que las peleas se ganan con fuerza de hombre, mutile a un acaudalado artista. Lo que sigue es la esencia de este escrito: saber hasta dónde un gobierno (o algún otro organismo) soporta los descalabros de cierto sector en pos de la tranquilidad social. El libro muestra la decisión tomada; es decir, la captura y regeneración de Alex; con todo, el tratamiento que éste recibe necesitaba ser mostrado a ojos vistas, con la finalidad de que los aspectos éticos tuviesen más fuerza. Es aquí donde un floreciente director de cine, Stanley Kubrick, capaz de cautivar hace poco con una magnífica demostración de un nuevo comienzo de la vida en “2001: Una Odisea en el Espacio”, opta por deslumbrar a su ya ganado público con lo que irrumpe en aquel entonces.

De esta manera, las expresiones faciales narradas ahora se explicitan en los descarnados ojos azules de Malcolm McDowell, a quien, al parecer, las pinzas del realizador supieron escoger. El resto de la tarea tiene que venir de la mano del perfeccionismo, la efectividad, el exacerbamiento, los primeros planos de gran enfoque, una melodía beethoviana que resuene en los oídos, y, encima de cualquier otro aspecto, pasión, calidad, talento, inspiración toma tras toma. Kubrick, de a poco, comienza a transformarse en lo que Burguess es: un profesional maduro, que reconoce que la excelencia, en cine, en la vida diaria, se alcanza por la vía del trabajo constante. Puede ser que varios de sus contemporáneos cataloguen la obra de escandalizadora, inmoral, revolucionaria e indecorosa; a lo mejor la mayoría de sus nuevos espectadores estén entre los 18 y 20 años; nada de eso interesa. Las historias interesantes están obligadas a ser mostradas en su realidad, crudeza, vigor, supuesto desorden. Vapulear es parte del juego del propio universo de Alex; matar, golpear, beber, burlarse de los infelices, aprovecharse de los medios que le da su familia, viene siendo una manera alternativa de codificar lo que la humanidad ha venido mostrando desde sus inicios; por lo tanto, Kubrick se une a los puntos de vista de éste, potencia las representaciones actorales, eleva al máximo el deseo de impregnar la discusión y reflexión de una trama repleta de símbolos filosóficos, éticos (¿Quiénes son los verdaderos “malos”?; ¿quién la real escoria?); hasta tener pleno conocimiento de que los pensamientos se adaptan a las circunstancias, que las peripecias de un muchacho con ganas de destruirlo todo quedan en una expresión mínima cuando un político que estrecha la mano con claras intenciones electorales aparece delante de un tumulto de periodistas.

La subjetividad hecha cine; la eterna huella de Kubrick.

Calificación: 6,5.

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El Crítico

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Location: Santiago, Región Metropolitana, Chile

    Imagen hospedada por Subir-Imagenes.com

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GANADORES PREMIOS OSCAR 2007






      Mejor Película: Los Infiltrados

      Mejor Director: Martin Scorsese

      Mejor Actor Principal: Forest Whitaker, "El último rey de Escocia"

      Mejor Actriz Principal: Helen Mirren, "The Queen"

      Mejor Actor Secundario: Alan Arkin , "Pequeña Miss Sunshine"

      Mejor Actriz de Reparto: Jennifer Hudson, "Dreamgirls"

      Mejor Película Extranjera: Las vidas de otros, Alemania

      Mejor Guión Original: Michael Arnt, "Pequeña Miss Sunshine"

      Mejor Dirección de Fotografía: Guillermo Navarro, "El laberinto del Fauno"

      Mejor Guión Adaptado: Los Infiltrados

      Mejor Película de Animación: Happy Feet

      Mejor Edición: Thelma Schoonmaker, Los Infiltrados

      Mejor Dirección Artística: El laberinto del fauno

      Mejor Diseño de Vestuario: Milena Canonero ("María Antonieta")

      Mejor Banda Sonora: Gustavo Santaolalla ("Babel")

      Mejor Canción: I need to wake up ("Una verdad incómoda")

      Mejor Maquillaje: El laberinto del fauno

      Mejor Sonido: Dreamgirls

      Mejores Efectos Especiales: Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto

      Mejor Documental: Una verdad incómoda

      Mejor Corto Documental: The blood of Yingzhou district

      Mejor Corto de Animación: The Danish Poet

      Mejor Cortometraje: West bank Story

      Oscar Honorífico: Ennio Morricone.
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    Identifican a primera víctima chilena de terremoto en Perú.

    Huracán "Dean" azota costa sur de Jamaica.

    Menem reconoce derrota en La Rioja: "Las urnas han hablado".

    UDI pide explicaciones por presunto acuerdo con Perú para publicación de cartografía marítima .

    Nuevo caso de femicidio: Sujeto asesina a su joven pareja en San Bernardo.

    Feria del Libro de La Paz abrió la puerta a mayor flujo literario con Chile.

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